domingo, 28 de enero de 2007

Religión Egipcia - Animales del Nilo

Animales del valle del Nilo

Los antiguos egipcios compartían su espacio vital con muchas fieras, aves reptíles y peces diferentes.

En los desiertos a oriente y occidente del valle del Nilo había feroces leones y toros salvajes, así como tímidos antílopes y gacelas. De esos animales, unos perseguían a sus presas y los otros pastaban en las márgenes de la vega que se inundaba.

La quietud de la noche podía quebrarse repentinamente por los tétricos aullidos de las hienas carroñeras y los chacales que se disputaban unos despojos.

En los macizos de papiro a orillas del Nilo había nidos de aves como patos, comoranes, pelícanos y abubillas.

En las riberas del río acechaban cocodrilos, y en el agua podía verse hipopótamos a cuyo alrededor evolucionaban percas y barbos. En muchos objetos egipcios antiguos aparecen animales.

Se consideraban que formaban parte del "sistema del mundo" establecido por el dios-sol y que eran versiones terrestres de muchos dioses. En los jeroglíficos también usaban símbolos de animales.

Los carneros simbolizan a algunos de los dioses más importantes del antiguo Egipto.

El peligro de ser atrapado y devorado por un cocodrilo llevó a los egipcios a tratar de ganarse a estos peligrosos seres.

Por consiguiente, el cocodrilo pasó a ser el símbolo del dios Sobek, y los sacerdotes adornaban a los cocodrilos sagrados con joyas y a su muerte los momificaban.

El hipopótamo macho era un animal de mal agüero debido a su asociación con el dios Set, enemigo de Osiris y Horus, dueños legítimos del Egipto.

En realidad, los hipopótamos podían volcar fácilmente un barco de papiro y, por esta razón, se les daba caza con frecuencia.

El león representaba la fortaleza y el poderío, y por ello paso a ser el emblema del rey-sol. Raramente se muestra a un león cazado por alguien que no fuese el faraón.

A la diosa Hator se la solía representar como una vaca entre los macizos de papiros. Los gatos consagrados a la diosa Bastet se momificaban una vez muertos.

Se los envolvía con tiras de telas y se les pintaba la cara para hacer que parecieran aturdidos o tontos.