domingo, 13 de mayo de 2007

Antiguo Egipto - Introducción

El Antiguo Egipto fue una civilización que se originó a lo largo del cauce medio y bajo del río Nilo, y que alcanza tres épocas de esplendor faraónico en los periodos denominados: Imperio Antiguo, Imperio Medio, e Imperio Nuevo.

Alcanzaba desde el delta del Nilo en el norte, hasta Jebel Barkal en la cuarta catarata del Nilo en el sur. Su territorio abarcó, en distintas épocas, el desierto oriental y la línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí, y un gran territorio occidental (alrededor de los varios oasis). Históricamente, fue dividido en Alto y Bajo Egipto, al sur y al norte respectivamente.


La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3000 años. Comenzó con la unificación de varias ciudades del valle del Nilo, alrededor de 3150 adC, y se da convencionalmente por terminado en 31 adC, cuando el imperio romano conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico, que desaparece como estado.

Este acontecimiento no representó el primer período de dominación extranjera, pero fue el que condujo a una transformación gradual en la vida política y religiosa del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su cultura. Su identidad cultural había comenzado a diluirse paulatinamente tras las conquistas de los reyes de Babilonia (siglo VI adC) y Macedonia (siglo IV adC), y desapareció con la llegada del cristianismo, en la época de Justiniano I, 535 ddC, fue prohibido el culto a la diosa Isis, en el templo de File.


Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situada en África nordoriental y confinada por Libia, Sudán, el mar Rojo y el mar Mediterráneo. El Nilo fue la clave para el éxito de la civilización egipcia: el légamo fértil depositado a lo largo de los bancos del Nilo tras las inundaciones anuales significó para los egipcios el practicar una forma de agricultura menos laboriosa que en otras zonas, liberando a la población para dedicar más tiempo y recursos al desarrollo cultural, tecnológico y artístico.

La vida se ordenaba entorno al desarrollo de un sistema de escritura y de una literatura independientes, así como en un cuidado control estatal sobre los recursos naturales y humanos, caracterizado sobre todo de la irrigación del fértil valle del Nilo y la explotación minera del valle y de las regiones desérticas circundantes, la organización de proyectos colectivos, el comercio con las regiones vecinas de África del este y central y con las del mediterráneo oriental y finalmente, por empresas militares que mantuvieron una hegemonía imperial y la dominación territorial de civilizaciones vecinas en diversos períodos.

La motivación y la organización de estas actividades dependía de una élite sociopolítica y económica que alcanzó consenso social por medio de un sistema basado en creencias religiosas, bajo la dirección de una figura real semi-divina (generalmente masculina) perteneciente a una sucesión de dinastías enlazadas.